Los intercambios de materiales que se llevan a cabo
entre los seres humanos con la naturaleza son intercambios desiguales. Mientras
que la naturaleza es proveedora de bienes y servicios vírgenes y limpios, el
hombre le regresa desperdicios antes, durante y después de que un
sistema-producto ha sido entregado a la sociedad. La apropiación intencional
del hombre deviene en una función de pérdida en cada componente de la
naturaleza o de los ecosistemas, en tanto que se impone una función de pérdida
en cada componente de la naturaleza o de los ecosistemas, en tanto que se
impone una función de producción que, por un lado, encubre el megametabolismo
el cual se compone de la circulación, transformación y excreción de una
sociedad humana adicta al consumo y, por el otro, expresa la sobre
posición del mundo artificial, sobre el natural. La gran fuerza transformadora
de cualquier escenario natural se compone de poco más de 6 mil millones
de habitantes que viven sobre el planeta (Banco Mundial 2010). Los estilos de
vida en la riqueza y la pobreza, la producción y el consumo en uno y otro
entorno están cambiando todo lo que se encuentra en los alrededores cercanos
de ese espacio. La resistencia de los factores ambientales denota fatiga,
mientras que la urbanización se expande, la desruralización se acelera, y la
población mundial ha entrado a un franco proceso de envejecimiento (UNFPA,
2009). En suma, se trata no sólo de salvar el planeta, se trata de salvar al
hombre, porque de lo contrario ésta será la especie que represente la última
gran extinción. Muchos de estos impactos han alcanzado picos históricos, cuya
gravedad en sus consecuencias colocan a la sociedad humana en una constante de
incertidumbre y riesgos.
https://sites.google.com/site/pedroluisromerodesus/desarrollo-susten/unidad-5
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