La forma más visible de este daño ecológico es
la extinción de animales tales como los pandas, los tigres, los elefantes y las
ballenas, debida a la destrucción de su hábitat y a la cacería o captura
excesiva. Sin embargo, otras especies menos llamativas pero igual de
importantes también se encuentran en peligro.
Si bien la pérdida de especies llama nuestra
atención, la amenaza más grave a la diversidad biológica es la fragmentación,
degradación y la pérdida directa de los bosques, humedales, arrecifes de coral
y otros ecosistemas. Todas estas cuestiones son agudizadas por los cambios
atmosféricos y climáticos que ocurren de manera global y que afectan
directamente a los hábitats y a los seres que las habitan. Todo ello
desestabiliza los ecosistemas y debilita su capacidad para hacer frente a los
mismos desastres naturales.
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